En 1994 alguien en el Laboratorio Wright de Ohio no había hecho su trabajo a tiempo y tuvo que improvisar. Se trataba de plantear nuevas armas químicas “no letales” para las Fuerzas Armadas de los todopoderosos EE.UU. Algo que en España se soluciona con un simple “estamos trabajando en ello”, no sirve en Norteamérica, allí hay que presentar resultados a tiempo, sino es así estás profesionalmente muerto. Así que nuestro avezado científico ante la presión de perder su empleo, o bien, bajo la influencia de algún sicotrópico desconocido, alumbró su criatura en forma de documento a presentar al Pentágono, acababa de nacer el proyecto para la fabricación de la Bomba Gay , un arma que consistiría en rociar al enemigo con un potente afrodisíaco para inducir en él comportamientos homosexuales, en palabras de nuestro científico, algo “desagradable pero completamente no letal”. ¿No letal? se ve que no conocía al Batallón Sagrado de Tebas.
Esto surgió, como decía, en 1994, pero alguien con dos dedos de frente lo hizo dormir en el baúl de los recuerdos. Pero llegamos al año 2000, el año en el que iba a ocurrir el fin del mundo ¿recordáis el nefasto Efecto 2000?, pues se ve que el encargado de estos laboratorios estaba tan convencido del advenimiento del Armagedón informático que no tenía preparada la batería de propuestas de ese año para el Departamento de Defensa. Como resultó que el mundo no se acabó, esta lumbrera debió de tirar del portafolio de las ideas “apartadas” y es así como la Bomba Gay llegó al Pentágono, junto con un presupuesto inicial de 7’5 millones de dólares para su fabricación y distribución durante 6 años.
Cuando todo esto se hizo público, el Pentágono hubiera estado más guapo callado, pero, cuando uno se mete en un jardín de estos se ve que se mete hasta el fondo con todas las consecuencias, y vemos al Departamento de Defensa de EE.UU. diciendo que ellos “...están encargados de identificar, investigar y desarrollar armas no letales que ayuden a nuestros hombres y mujeres de uniforme”... toma ya, y se quedaron tan anchos.
Tanto afán para que los soldados hagan el amor y no la guerra recibió su justo reconocimiento con la concesión del Ig Nobel de la Paz en 2007.
Pero no terminaron aquí los despropósitos, ya que junto conla Bomba Gay , llegaron ideas tan peregrinas como rociar con feromonas apícolas al enemigo y situar estratégicamente colmenas en el campo de batalla, de este modo, atraídas las abejas por estas feromonas picaran sin misericordia a los soldados expuestos al producto, y la que es mi propuesta favorita, rociar al enemigo con una sustancia que provoque halitosis “grave y continuada” o mal olor para hacerlos “fácilmente identificables”.
Pero no terminaron aquí los despropósitos, ya que junto con
Fuentes: Diários 20 Minutos, The Guardian y Wikipedia.
18 comentarios:
La bomba halitósica se gana el premio a la mejor bomba del laboratorio del Profesor Bacterio...jajaja
Un saludo!
Yo creo que esto demuestra que el "enemigo" consiguió introducirse en el pentagono y consiguió rociar al departamento científico con algo que les hizo (aún más) estupidos,jejeje
Saludos, José Luis
Pablo,
Pues tienes toda la razón parece que estamos ante un tebeo de Mortadelo y Filemón más que ante un documento oficial del Pentágono...
Saludos
Xibeliuss...
El virus de la estupidez... me parece que aún estamos muy lejos de ver todo lo que puede llegar a hacer.
Saludos,
Jose Luis, la verdad es que todo lo que sea creación de armas me parece un tema serio, pero con esta entrada no dejo de reirme, sobre todo con la última.... efectivamente como ya han dicho, creo que la mejor arma ya está inventada y se ha introducido en el Pentágono haciéndoles más estúpidos aún.... qué bueno.
Saludos.
Nikkita,
Mi madre tenía una dicho para estas cosas... y es que esto es como ponerse a mear y no echar gota...
Un saludo,
Monsieur, la de la halitosis genial, letal en las distancias cortas.
Desde luego, menudos cerebros. De los que no importaria nada que se fugaran, y mejor aun si se pasaran al enemigo.
Menudas ocurrencias.
Feliz dia, monsieur
Bisous
¡Vaya disparate de bomba!
Lo que son capaces de inventar con tal de justificar sus sueldos.
En todo caso, si diera resultado, mejor que hagan el amor a que se maten. O mejor morir felices que amargados. Jejeje.
Un saludo.
Dama... como se dice ideas de bombero retirado...
Ya lo decía el Perich, la gran plaga de la humanidad es la gilipollez...
Un saludo Cayetano
Y lo más patetico es que no es la única tonteria que han intentado los américanos. No hay más que ver los informes desclasificados de la CIA que muestran como intentaron que algunos de sus agentes y soldados desarrollaran poderes telequinéticos, a lo que Hollywood no ha tardado en sacar jugo en una película que ahora mismo se encuentra en los cines.
Desde luego que lo que no intenten los americanos...
Un saludo Jose Luis!!!
Bragi.... ¡están locos estos romanos!
Saludos
A qué nivel llegan la maldad humana... Imagínate si cualquiera de estos días inventan una bomba de miel que atrajera tanto a abejas como a osos (Yogui, por ejemplo,sin ir más lejos)... Uyyy me estoy dando cuenta de que, a lo mejor, me podría ganar un buen sueldo en el Pentágono...
Un saludo
Carmen... me apunto a una guerra con munición de miel...
ve echando el currículo al Pentagono...
¡Vaya que anécdota más curiosa José Luis! Estos americanos tienen cada ocurrencia...Me paro a pensar si pusieron en práctica algunas de esas bombas...Hubiese sido un espectáculo esperpéntico!
Saludos
Ya te digo Caroline... me imagino a un grupo de generales mirando las pruebas de estas armas esperando a ver si los soldados se empezaban a meter mano jajajaja...
lo triste es pensar que, fuera de estas anécdotas, la de barbaridades que habrán puesto en práctica...
Saludos,
Esa bomba sería toda una bomba jajaja. Seguro que los soldados, fuesen de la condición sexual que fuesen, se lo iban a pasar en grande disparando, y no balas precisamente. ¡Ojalá todo el dinero invertido en el desarrollo de armas fuese en armamento de ese tipo!
¡Saludos!
ya te digo Dissortat.... las guerras serían mucho más divertidas donde va a parar ...
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