jueves, 1 de diciembre de 2011

La muerte... o no, del Zar Alejandro I

El zar Alejandro I era nieto de Catalina la Grande y es considerado como uno de los soberanos Ilustrados de la Historia, ya que fue educado en la corte de su abuela bajo los principios de Rousseau, además, de su padre heredó un profundo amor por la Humanidad a la par que un gran desprecio por el hombre.

Pero si algo hizo famoso a Alejandro I fue su relación con Napoleón. Primero fueron enemigos, luego amigos y finalmente presionado por la nobleza rusa volvió a la beligerancia contra el Pequeño Gran Corso. Estas relaciones se tradujeron en la invasión napoleónica de Rusia, conflicto en el que el General Invierno tuvo su gran momento de gloria convirtiéndose en pieza fundamental del descalabro francés y del triunfo ruso.

La personalidad del Zar daría para un gran estudio sicológico, y es que parece que el hombre no andaba muy allá en lo referente a salud mental. Así se creyó designado por la divinidad para enfrentarse a Napoleón, el cual decía de él que era un “bizantino sospechoso”, Lord Liverpool opinaba que era un personaje “indeciso y desconfiado” y otros directamente le tachaban de “loco”.

La cuestión es que el Zar terminó inmerso en una gran depresión, para tratar de aligerar su dolencia se trasladó a uno de sus palacios de Crimea, en busca de paz.  Corría el año 1825 y la muerte por tifus o paludismo, la cosa no aparece clara, le alcanzó “oficialmente” el 1 de diciembre de ese año en Taranrog. Y digo oficialmente, porque desde el primer momento se extendió el rumor que el Zar había fingido su propia muerte para huir de la vida que llevaba. Además, el cadaver expuesto del Zar era totalmente irreconocible para todos los que lo vieron. Para alimentar más la leyenda pocos años después entró en escena el ermitaño Fiódor Kuzmich, también conocido como Fiódor de Tomsk. Este ermitaño, además de por su existencia ascética se hizo famoso por el refinamiento de sus modales, su gran formación política y por el conocimiento de datos que solo alguien muy cercano al gobierno podría conocer. No hizo falta que pasara mucho tiempo para que muchos vieran en él al “difunto” Zar de Todas las Rusias, hubo incluso quién llegó a reconocerle, como un veterano soldado, que no conocía al ermitaño, y se arrodilla ante él cuando se lo cruza en un camino y le rinde honores de soberano, acción ante la cual Fiódor responde enojado diciéndole “Solo soy un vagabundo”. Fiódor falleció en 1864, canonizado en 1984, y gozó siempre de gran veneración por parte de la familia imperial, que incluso llegó a visitarle asiduamente en vida, hechos estos que alimentaron aún más la hipótesis de que este ermitaño se trataba realmente de Alejandro I.

40 años después de la muerte “oficial” de Alejandro I, su sobrino-nieto Alejandro III mandó abrir la tumba de su antepasado en San Petersburgo, quería con esta acción acallar los rumores sobre si Alejandro I había muerto o no, pero se quedó con un palmo de narices ya que la tumba la encontraron vacía. También se volvió a abrir la tumba en 1926, con evidentemente el mismo resultado y así sigue. Conclusión, que realmente no se sabe que ocurrió con Alejandro I, pero la creencia de que se tratara de Fiódor el ermitaño no es del todo descabellada.

Fuentes:
Programa “En días como hoy” de RNE
Wikipedia
http://retratosdelahistoria.lacoctelera.net/post/2006/12/25/aun-zar-vagabundo-

14 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Increible! Mire que si al final resulta que era él!
Lo extraño es que la tumba estuviera vacía, porque ya que encontraron un cadáver para exponer, podían al menos haberlo enterrado allí para seguir disimulando. Claro que si ni siquiera se tomaron la molestia de buscar un cadáver que fuese parecido...

Feliz día, monsieur

Bisous

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Parece ser que una vez cubierto el expediente de enseñar un cuerpo a San Petersburgo llevaron un féretro vacío... lo que no se es si se conserva la tumba del ermitaño y si alguien tendría interés en hacer un estudio de ADN... ahí saldríamos de dudas.

Cayetano dijo...

Lo de Alejandro y el tal Fiódor me recuerda a la "metamorfosis" que sufrió el que fuera líder serbio Radovan Karadzic, autor de masacres sin nombre, con esas barbas que se dejó para camuflarse.
Eso de disfrazarse para que le olviden a uno debe ser cosa de la sangre eslava.
Un saludo.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Pues es verdad Cayetano no me había dado cuenta del paralelismo con Karadzic...además este también se creyó un enviado del cielo.

◊ dissident ◊ dijo...

Muy buena tu entrada de hoy. Yo si por algo conocía a Alejandro es por su "borbonismo" en el Congreso de Viena.

La historia romántica de su supuesta fingida muerte, la canonización del posible zar-ermitaño, y la inexistencia del cadáver merecen una buena novela "histórica".

Saludos

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Dissortat... pues si sería un buen argumento para una novela así, desde luego si es cierta la historia es un acontecimiento muy raro, eso de dejar de ser emperador para ser ermitaño daría.

Ccasconm dijo...

Los rusos son muy aficionados a esto de "dar por muertos oficialmente" a los miembros de su familia impreial y luego verles vivitos y coleando. Anastasia y ahora el zar Alejandro. Algo raro sí que es, sobre todo el que no se haya encontrado nada en la tumba del zar, pero vaya usted a saber. Lo mismo fue la propia familia rusa la que lo sacó de su tumba para hacer creer que tenían un santo en la familia...
Saludos

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

Un enigma más de la historia sin resolver. Desconocía todo esto y me ha gustado aprenderlo. Un saludo José Luis.

Xibe dijo...

Jjejeje Mira, como Jim Morrison.

Sorprendente historia. Y coincido con Madame: ¡vaya chapuza dejar la tumba vacía!

Saludos, José Luis

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Carmen por lo que he leido la canonización por parte de la Iglesia Rusa fue en 1984, por lo que ya no había familia imperial... y si hay un paralelismo con la "supuesta" Anasatasia que recorrió Europa

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

DLT... es un placer haberte sorprendido y que la historia te haya gustado...

Saludos.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Xibeliuss.. supongo que nadie pensaba en que la tumba de un Zar fuera a ser abierta algún día... lo mismo si miramos en la cripta vaticana también nos encontramos con alguna sorpresa...

Juan dijo...

Curiosa historia esta. Siempre se ha pensado en dobles en la historia y en
desapariciones misteriosas. La verdad es que los rusos lo tenían crudo, si en 1917 se libraban de esa dinastía asquerosa y creían emular a los franceses de 1789, con asesinato del zar Nicolás II incluido, ¡cuán ilusos eran! no sabían lo que les esperaba con el georgiano, el hijo del zapatero... Stalin.
Saludos conquense en Madrid.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

pues si Juan... salieron del cazo para caer en el fuego, y es que las revoluciones que solo sirven para cambiar el nombre del tirano son poco rentables.