Cuando uno se pone a estudiar Historia se tiene que fiar
de las fuentes, pero en muchos casos estas fuentes son indirectas y es muy
difícil encontrar testimonios de primera mano de los hechos en estudio. Por
este motivo me siento muy orgulloso de esta entrada, ya que viene de una fuente
de primera mano testigo del suceso que
él mismo relata, experiencia que ha
tenido a bien compartir con todos vosotros a través de este blog.
Os dejo con su relato, un relato de muerte y olvido. Una
tragedia que segó la vida de 23 hombres que tuvieron la desgracia de
encontrarse cara a cara con la muerte mientras servían a su país.
ACCIDENTE
SUCEDIDO EL 26 DE JUNIO DE 1.953 EN LA BATERÍA DE COSTA DE LLUCALARY EN EL
CAÑÓN VICKERS DE 381/45. (TREINTA Y OCHO CON UNO)
Queridos amigos mi
nombre es Francisco Mata Morro, Comandante de Artillería en la Reserva (veintisiete
años de servicio) e hijo del Alférez
Especialista en Electrónica de Armamento que estaba destinado en la mencionada
unidad de Llucalary cuando ocurrió el fatídico accidente.
Como podéis
comprender son dos las circunstancias que me mueven a escribir estas líneas,
primera rendir un pequeño y sentido homenaje a las víctimas del mismo y en segundo
lugar el hecho de ser el hijo de alguien que lo vivió en primera persona.
La mayor parte de
lo relatado a continuación esta extraído del INFORME TÉCNICO emitido por la
comisión designada por la ESCUELA DE APLICACIÓN Y TIRO DE ARTILLERÍA, comandada por el General
Director de la misma.
La batería de Costa
en que ocurrió el accidente se encuentra ubicada en el término de Alayor a unos
15 kilómetros de Mahón, capital de la isla de Menorca.
Los ejercicios que
se llevaban a cabo estaban comprendidos dentro de las denominadas ESCUELAS
PRACTICAS ANUALES DE TIRO DE ARTILLERÍA,
en este caso solo se debía llevar a cabo un solo disparo, por supuesto en una
sola pieza (cañón), con proyectil lastrado y carga reducida. Proyectil lastrado
significa que no lleva ni carga explosiva ni espoleta de culote, la carga es
sustituida por cemento y la espoleta Vickers por su tapón correspondiente. En
cuanto a la carga reducida diremos que son tres saquetes de 50 Kg, que equivale a tres cuartas partes de los 200Kg que supone una carga de guerra.
Para los más
entendidos diremos que la pólvora era tubular de filiación 156 con denominación
512-25,7-10,13, fabricada en Galdácano en 1931, y es importante reseñar que
había tenido una inspección el 28 de Mayo de ese mismo año, es decir, un mes
antes del accidente.
Los resultados del suceso
fueron de 23 fallecidos y 8 heridos en lo referente a pérdidas humanas. Quiero
destacar dos cosas, la primera es que las cifras barajadas en diversos
documentos no se adecuan a la realidad y segundo que el hecho de que hubiera
tantas víctimas se debe a que el
personal de la 2ª pieza también se encontraba en la 1ª para presenciar y aprender
el procedimiento del tiro tal y como era costumbre. La dotación de una pieza
era de quince hombres: un capitán, dos tenientes, 3 suboficiales, un maestro
ajustador, y el resto eran artilleros,
pero como decía durante el suceso todos los puestos estaban doblados por el
personal de la otra pieza.
En cuanto a los
daños materiales el propio informe dice que sufrieron desperfectos de mayor o
menor consideración: la instalación eléctrica, los teléfonos, los tubos de
presión y la pintura quemada, así como atacadores y escobillones de madera. En este caso, tenemos que señalar que no hubo
daños mayores por el hecho de que lo que ocurrió fue una DEFLAGRACIÓN de las
cargas de proyección, y que en ningún momento explosionó ningún proyectil. A
esto hay que sumar que la deflagración no se propagó al resto de cargas y
proyectiles gracias a que la PUERTA ESTANCA, que separa la cámara de tiro de la
de munición, se encontraba cerrada como tal y como es preceptivo.
En cuanto al tubo (cañón)
únicamente había efectuado tres disparos de prueba a la RECEPCIÓN del mismo y
dieciocho en posteriores ejercicios, por lo que no tuvo nada que ver con el
accidente.
Al accidente
sobrevivieron, de los 8 heridos iniciales, un total de cinco personas: un
teniente herido, un sargento ileso, un Maestro Ajustador de armas ileso, un
artillero ileso y un artillero herido, todos ellos no estuvieron relacionados
directamente en el accidente, por lo que se tiene un conocimiento relativo del
suceso al fallecer los directamente implicados.
Puestos sobre la
mesa todos los condicionantes previos, pasemos a describir como se produjeron
los hechos. La acción comienza en la cámara de munición, un piso por debajo de
la cámara de tiro, (zona de asentamiento del cañón propiamente dicho). Para que nos hagamos una idea, en
este lugar se encuentran almacenados todos los proyectiles de dotación de la
pieza en sus nichos, así como todas las
cargas de proyección en el pañol de pólvoras. Estas piezas disponen de un
segundo piso, de máquinas, por debajo del de munición.
Se prepara el
proyectil y la carga que se encuentran en posición horizontal y pasan a la
posición vertical, fase previa a ser atacada e izada a la cámara de tiro. Tanto
el proyectil como las tres cargas son atacados mediante un sistema hidráulico
(atacador), y entran en sendas jaulas, que previo encendido de los chivatos en la cámara de tiro, se cierran por su parte baja mediante una
tapa y un pestillo para evitar que se salgan. Se supone que a pesar de que las
luces estuvieran encendidas la carga de proyección no fue empujada por el
atacador lo suficiente como para que la puerta de la jaula se cerrase
adecuadamente y quedase sujeta por el pestillo, se achaca este hecho a un fallo humano del
artillero que accionaba la palanca, que o bien no la accionó a fondo o al menos no lo hizo totalmente.
Dada la orden de
que suba el ascensor este se atranca en la parte curva de su recorrido debido a que el proyectil se ha salido de la
jaula y su culote roza en la pared quedando sujeto por su banda de forzamiento,
banda de cobre que sirve para tomar las estrías (rayas) del cañón, acto seguido se da la
orden de parar el ascensor, se tuvo que realizar manualmente la entrada del
proyectil en su jaula, el cerrado de la tapa y la finalización de la maniobra
de izado hasta su posición de atacado en la recámara del cañón.
La siguiente fase
de la maniobra corresponde con pasar la jaula de cargas a su posición de carga,
observándose que no están en la misma y que se han quedado en la cámara de
municionamiento, sobre la teja. Al inspeccionarlas se observa que una de ellas
ha sufrido una rotura en la filoseda, tejido que alberga una carga de pólvora
negra que constituye un cebo que facilita el inicio de la carga de proyección,
y que parte de la pólvora se ha desparramado. A continuación se apartan las
cargas dañadas y se vuelven a introducir tres nuevos saquetes en la jaula correspondiente,
se activa la palanca de izado y es en este momento cuando se produce la
deflagración de las tres cargas que se izaban, mas otras tres que el Capitán
Jefe de la Batería había ordenado que se situasen en el mantelete, escudo de
acero que cubre la pieza en la cámara de tiro, por si se producía algún fallo
en el proceso de izado; esta es la explicación por la que la cantidad de
pólvora que deflagró fue de TRESCIENTOS KILOGRAMOS , equivalente a dos cargas
reducidas. El motivo más probable de dicha deflagración fue una chispa provocada
por los mecanismos del atacador vertical de la carga de proyección sobre la
pólvora negra desparramada en dichos mecanismos. (1)
Mi padre me comentó
que era dramático y espeluznante ver
como los sirvientes de la pieza salían envueltos en llamas conservando sobre
sus cuerpos desnudos únicamente el cinto y las botas de cuero, la mayor parte
de estos heridos fallecieron posteriormente debido a las graves quemaduras.
Las primeras
atenciones médicas fueron, como cosa curiosa, prestadas por un médico civil
contratado para los propios ejercicios, el cual se vio totalmente desbordado
por la cantidad de víctimas y la gravedad de las heridas. Como desbordados se
vieron también a la hora de trasladarlas al hospital militar de la Isla del Rey
situada en el centro del puerto de Mahón. Dada la escasez de medios se tuvieron
que emplear camiones e incluso carros de mulos para llegar hasta el puerto
donde los heridos fueron situados en barcazas remolcadas por motoras para
llegar al hospital, hay que tener en cuenta la época y los medios que se tenían
disponibles por entonces. (2)
A raíz del
accidente y entre las medidas propuestas para el futuro se aconsejó que:
- Se cambiase la pólvora del cebo por otra menos sensible.
- Que la lanilla o filoseda fuese más rígida.
- Poner un avisador de llegada del atacador vertical a su tope.
- Que el pestillo de cierre fuese doble.
La conclusión de
todas estas propuestas es que ninguna se llevó a cabo, en contrapartida se
ordenó QUE LAS CARGAS DE PROYECCIÓN NO FUERAN IZADAS MECANICAMENTE, es decir,
que se hiciera de forma manual. De todo esto puedo dar fe puesto que
desde el año 1.979 al 1.982 estuve destinado en una batería de costa de
Mallorca perteneciente al Ramix 91 con un material (305/50) similar al
accidentado en 1953 y allí las cargas se transportaban a mano; de la misma
forma desde el año 1.984 al 1987 estuve en el Ramix 92, unidad del accidente, y
las cargas también se transportaban a mano.
A título de
curiosidad comentar que en el año 1.992, antes de ser desmantelada la Batería,
tuve el honor de efectuar el último disparo con el cañón del TREINTA Y MEDIO de
Cabo Blanco y que no volvió a ocurrir ningún accidente similar ni en el TREINTA
Y MEDIO ni en el TREINTA Y OCHO CON UNO.
(1) En la web http://www.jhbayo.com hay
publicada una carta de Don Antonio Monserrat Quintana, hijo del que fuera
Comandante Jefe de Día la jornada del accidente, en ella se apunta a una
maniobra poco ortodoxa como causa de la deflagración.
(2) Una muestra de la época en la que se produjo el accidente es que casi
no tuvo repercusión pública y la prensa del momento apenas si se hizo eco del
suceso, el cual, si se produjera en nuestros días ocuparía las portadas de
todos los periódicos durante varias ediciones. Para este caso concreto solo he
encontrado 3 reseñas periodísticas, dos en un periódico local de Baleares, y
una nota sobre el funeral en honor de las víctimas en La Vanguardia:
21 comentarios:
Bueno, esto es el colmo: ultimamente blogger no hace más que borrarme los comentarios cuando intento subirlos.
Veremos si tengo suerte con la repetición.
Le decía que siempre es mucho más impactante conocer los hechos a través de testimonios de quienes participaron en ellos, y que ese accidente tuvo que ser una espeluznante escena dantesca, como para tener pesadillas durante el resto de la vida al ver salir a esos pobres hombres envueltos en llamas. No creo que haya muerte buena, pero esta es seguramente una de las peores.
Feliz día, monsieur
Bisous
Madre mia que barbaridad. Debío de ser algo espeluznante estar allí y ver aquello con los compañeros ardiendo. Como bien díce, ya se encargo el regimen de silenciar la catástrofe.
Aquí en Palma tenemos el Castillo Museo Militar de San Carlos y en los exteriores hay piezas de éstas de artilleria. Tengo algunas fotos que no publiqué en mi entrada dedicada al castillo, que a lo mejor pueden interesarle para ampliar la documentación gráfica. Hagamelo saber y se las envio.
Un saludo!
Contestación para Lorenzo
Efectivamente en el Castillo de San Carlos Hay una pieza del 305/50 procedente de la Batería conocida como Cabo Blanco y que en realidad es Punta Llobera (E-21). Gracias por tu ofrecimiento pero no es igual a la del accidente que era un 381/45 ( TRENTA Y OCHO CON UNO).Un saludo
Francisco Mata .
Dama.. a mi también me da problemas blogger con los comentarios, de vez en cuando cuando le doy a guardar me cancela diciendo que mi cuenta no está autorizada para ello y tengo que repetir el proceso.
En cuanto a la escena, pues yo creo que por mucho que lo intentemos no podríamos imaginarnos realmente lo que fue aquello.
Debió de ser realmente una escena dantesca, con la gente ardiendo.
Lo de los comentarios que decís, alguna vez me han dado problemas por culpa de usar otro navegador. ¿Habéis probado con "Chrome"?
Un saludo.
Una tragedia sin duda, y agravada por las asistencia de una dotación doble. Me ha sorprendido el dato, aunque puede que sea eso lo habitual, que la pólvora tuviera ya 22 años. Un testimonio de gran valor. Un saludo José Luis.
Desdelaterraza, en cuanto a la pólvora, en este caso CORDÍTA a base de NITROCELULOSA , te diré que tiene un tiempo de vida y que 22 años no son muchos pues periodicamente los QUÍMICOS POLVORISTAS les hacen unas pruebas de estado y si no las reunen son desechadas.
En este caso se le habían efectuado las pruebas en Mayo del mismo año.
Un saludo.
Francisco Mata
Vaya catástrofe. Buena publicación como recuerdo a aquellas víctimas de la explosión. Los aspectos técnicos del cañón los desconozco, dada mi ignorancia en armamento. Me acuerdo de tragedias de la Armada desde la guerra civil: el castillo de Olite, por ejemplo. Accidentes y tragedias en el frente que no tienen cabida en la memoria de los españoles de hoy, desgraciadamente.
Las guerras creo que siempre acompañarán a la humanidad, desgraciadamente.
Saludos José Luis y al señor artillero que escribe el texto.
¡Vaya desastre!
Un relato con fuerza escrito de primera mano. Impresionante.
Cayetano, aquello hubo de ser un infierno dentro de una lata de sardinas...
En cuanto a los comentarios a mi me ha pasado y me pasa con firefox...
Juan... me temo que de las guerras no nos vamos a deshacer facilmente, en cuanto a estas tragedias, mi padre me comentó una explosión de un polvorín en Tarancón (Cuenca) en los años 40, y si conoces el lugar donde estaba me ha contado que aún es posible distinguir el crater.
Así es Dissortat... por eso me ha encantado ser la correa de transmisión de esta historia.
Debo tener un problema en mi blog porque no se actualizó mi última entrada.
Ajo y agua.
En los años 40 hubo varios accidentes trágicos. Era propio de un régimen fascista más preocupado de perseguir "rojos" que del bienestar de sus conciudadanos. No conozco Tarancón, pero algún día podrías organizar una salidilla con Uclés y Segóbiga incluidos.
Saludos.
Una gran entrada, José Luis, para sentirse orgulloso. Me pasaba como a dlt, antes de la explicación: me parecía muy grande el tiempo de almacenamiento de la pólvora.
Saludos
Juan... eres la segunda persona que me pide hacer esa excursión... así que para esta primavera lo organizamos, la mañana en Segóbriga comida en Uclés y visita al monasterio y parada en Tarancón para por lo menos comprar vino....
Digo lo de primavera porque una mañana de invierno a la intemperie de Segóbriga no es muy agradable que digamos..
Así es Xibeliuss... considero todo un lujo esta entrada...
Saludos,
¡Qué horror!
Me parece muy valiente el que el autor de esta entrada se haya decidido a contárnoslo y no se haya quedado en una mera historia oral, tan válida como la escrita pero de vida efímera.
Saludos
Pues si Carmen, es una suerte que Francisco nos haya contado su historia.
Mi padre era entonces capitán de Artillería en Mahón.Yo tenía nueve años cuando ocurrió el desastre y recuerdo cómo, horrorizados, veíamos desde la terraza del pabellón militar donde vivíamos (en la Plaza de la Explanada), los 23 ataúdes cubiertos con banderas nacionales dispuestos en fila frente al Monumento a los Caídos. Fue la primera que vi a mi padre llorar.
Buenos días,
Mi suegro que murió en el año 2012 con 83 años, estuvo allí haciendo la mili, por suerte ese día le toco estar en cocina, fue un gran cocinero, pero hasta sus últimos días recordaba con mucha claridad ese día horrible, explicaba como salían sus compañeros envueltos en fuego, gritando,.., como les tiraban aceite por encima para las quemaduras,...
También explicaba que Francisco Franco fue a visitarlos a causa del accidente.
Realmente son cosas que nos olvidan jamás.
Saludos,
Roser
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