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Santos Sergio y Baco |
La Adelphopoiesis era un rito celebrado durante la Edad Media por las iglesias cristianas orientales, que llegó a Europa Occidental y a la Iglesia Católica con los inicios de la Edad Moderna. Adelphopoiesis literalmente quiere decir “hacer hermanos”, y su misión era la de unir a dos personas en “hermandad”, estas personas eran del mismo sexo y casi siempre hombres.
Normalmente esta ceremonia era celebrada durante una misa por un sacerdote, aunque no tenía por qué ser así obligatoriamente, cuando esto sucedía los hermanos juraban ante el altar y anunciaban el hermanamiento a la comunidad en la puerta de la Iglesia. En alguna ocasión no sería hasta la muerte de ambos “hermanos” cuando se trasluciera el fondo de dicho hermanamiento, así no es raro encontrar en tierras inglesas e irlandesas enterramientos con nombres de dos hombres y epitafios similares a este:
“El amor los unió en vida. Que la tierra los una en la muerte”
Una de las fuentes más antiguas en las que se menciona este rito es un escrito de propaganda anti-irlandesa titulado Topographica Hibernica, de un tal Giraldus Cambrensis allá por los siglos XII y XIII, en el se dicen cosas como:
“Bajo la pretensión de religión y paz, se reúnen con el hombre con el que quieren hermanar en lugar sagrado… finalmente, se les une indivisiblemente con la celebración de una misa y los rezos de los sacerdotes, como si se tratase de una boda”
Entre los personajes famosos que pasaron por el rito del Adelphopoiesis, nos encontramos a Basilio I “el Macedonio”, emperador Bizantino entre los años 867 y 886, el cual hermanó con Juan hijo de Danielis. Y a Eduardo II de Inglaterra, su encuentro con Piers Gaveston es descrito así por una crónica oficial de la época:
“Cuando el hijo del rey lo vio, sintió tanto amor que realizó un hermanamiento con él y se decidió resolutamente ante todos los mortales a entrelazar una liga indisoluble de amor con él”
Este tipo de unión, como no podía ser de otra manera en aquella época, estaba basada en la Biblia, así en el capítulo 18 del Libro primero de Samuél nos encontramos con una sugerente descripción de la relación de David y su “hermano” Jonatán:
“Apenas David terminó de hablar con Saúl, Jonatán se encariñó con él y llegó a quererlo como así mismo. Saúl lo hizo quedar con él aquel día y no lo dejó volver a la casa de su padre. Y Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como así mismo”.
También la tradición de los primeros cristianos se translució en este tema, así durante la liturgia del rito de la Adelphopoiesis eran invocados los santos Sergio y Baco, que habían sido martirizados en el siglo IV durante el reinado del emperador Maximiano, de los cuales los antiguos textos griegos sobre su martirio nos dicen que eran erastai, es decir, amantes.
La lírica medieval también se hizo eco de este tipo de relaciones, en el Amys y Amylión del siglo XIV tenemos la historia de dos “hermanos de sangre” que lucharon para Carlomagno y que fueron enterrados por separado tras su muerte. Pero a la mañana siguiente los cuerpos se habían desplazado y se los encontraron acostados uno al lado del otro, la obra comenta:
“Así como Dios los había unido en vida a través de la armonía y el amor, así no quiso que estuviesen separados en la muerte”.
Estos ritos también tenían una variante política, ya que se utilizaban para crear “parentescos artificiales” que servían para unir familias ante unos intereses comunes.
En este punto de la entrada, es cuando conviene hacer la aclaración a lo que seguro que estáis pensando la inmensa mayoría, "en aquellos años la Iglesia celebraba matrimonios homosexuales". Esto no es cierto, la Adelphopoiesis, a pesar de la liturgia, nunca se concibió como una alternativa al matrimonio, entre otras cosas porque los tribunales eclesiásticos y el derecho canónico nunca han aprobado las relaciones sexuales fuera del matrimonio, y al no ser la Adelphopoiesis un matrimonio estaría prohibida cualquier tipo de práctica sexual entre los “hermanos”. No obstante, es obvio que muchos homosexuales utilizarían este rito para dar cierta legalidad a su forma de vida. Y es que volviendo al ejemplo de Eduardo II la crónica cisterciense de Meaux (Yorkshire) dice de él que: “in vitio sodomítico nimium delectabat” (en el vicio sodomítico especialmente se deleitaba), es decir, que es muy fácil suponer, sin temor a equivocarnos, que la relación de “hermandad” entre él y Graveston era de naturaleza sexual.
Fuentes:
Wikipedia
www.cristianosgays.com