martes, 16 de agosto de 2011

El Grial de Cuenca

El escudo de Cuenca es una estrella y un cáliz. La explicación oficial para esta elección se debe a que Alfonso VIII sitió la ciudad el 6 de enero del año 1177, motivo por el que ostenta la estrella como representación de la que guió a los Magos de Oriente hasta Belén, y el cáliz sería porque la ciudad se tomó el 21 de septiembre de ese mismo año, festividad de San Mateo Evangelista. Sin embargo no existe en la iconografía cristiana ninguna representación de San Mateo mediante un cáliz. Y es aquí donde surge la polémica y la leyenda que haría de este escudo una representación del Santo Grial.




Según la leyenda, el Santo Grial, o la Sangre Real, sería la sangre de los descendientes de Jesucristo y María Magdalena, de la cual surgiría la dinastía franca de los Merovingios.
Esta sangre, en virtud de las alianzas matrimoniales, se extendería por la nobleza de media Europa. Una de sus ramas principales sería la de los condes de Anjou que fundaría con Enrique II la dinastía Plantagenet en Inglaterra, la otra gran rama sería la de los Plantavelu que iniciaría en el siglo IX el poderoso ducado de Aquitania. Estas ramas se cruzarían con el matrimonio de Enrique II Plantagenet y Leonor de Aquitania, de esta unión nacerían personajes tan famosos como Ricardo “Corazón de León” o Juan “Sin Tierra”.
Esta “Sangre Real”, como no podía ser menos, también llegó a la península, así tenemos a Alfonso VI de Castilla casado con Constanza de Aquitania, de donde cuatro generaciones después nacería Alfonso VIII, el cual, volvería a mezclar su sangre con la Anjou y la aquitana al casarse con Leonor Plantagenet, hija de Leonor de Aquitania y hermana, por tanto, de Ricardo y Juan.
En el mundo del Grial, el linaje Anjou  no es un linaje más. Si seguimos el relato más famoso del Grial, el Parsifal de Schenbach, nos dice que el padre del protagonista es “un héroe extraordinario, un Anjou de esclarecida estirpe”. En otros romances se insiste en que son “del alto linaje del rey David”, de lo que se deduce que viene a ser lo mismo ser un Anjou y ser descendiente del Rey David. Por lo que en el caso de Cuenca, nos encontramos con una pareja real por cuyas venas corre la sangre davídica de Jesús y de María Magdalena.

Los reinos peninsulares, como hemos visto, no fueron unos extraños en las leyendas del Grial, los territorios del sur de la actual Francia, Languedoc, Gascueña, Rosellón, Aquitania, Provenza, etc, fueron la cuna del Grial, del culto a María Magdalena, de la herejía cátara y los territorios donde el Temple concentró su mayor número de propiedades. Estos territorios tuvieron mucho intercambio con sus vecinos del sur, sobre todo con Navarra y Aragón. Es más, según Schenbach su Parsifal está basado en un manuscrito encontrado en Toledo, y en él hay muchas referencias a la península Ibérica. En una de sus aventuras, el padre de Parsifal desembarca en Sevilla:

 “en aquel país conocía al rey. Era su primo Kaylet. Fue a visitarlo a Toledo”.

Por tanto Parsifal era sobrino de ese rey y motivo por el que su escudo había sido “forjado en Toledo, en el país de Kaylet”. También hace referencias a un rey aragonés al que llama Schafillor, el cual  en un torneo “tiró al suelo, detrás del caballo, al viejo Uter Pendragón, rey de los britanos”. Es decir, el rey aragonés vence al mismísimo padre del rey Arturo.

Cuando en el año 1177 Alfonso VIII pone sitio por segunda vez a Cuenca, ya había fracasado unos años antes, pide ayuda al rey Alfonso II de Aragón, el cual también era de sangre aquitana al ser descendiente de Inés de Aquitania, y a los caballeros del Temple, custodios del misterio del Grial según la tradición. Así nos encontramos con un ejército de “soldados del grial” comandados por reyes de la estirpe sagrada.
El último ingrediente para el misterio del escudo conquense lo tenemos en que tras la conquista, Alfonso VIII quiso hacer de la ciudad su capital, así la quiso cambiar de nombre bautizándola como Alfonsópolis, y la dotó además de un poderoso fuero, que fue el más completo y el de referencia para todos los concedidos después de esta fecha en el reino de Castilla. El que eligió Cuenca para su capital lo tenemos en el primer capítulo del fuero que dice:

“Mando que no haya en Cuenca más que dos palacios; a saber, el del Rey y el del Obispo.”
Con el escudo concedido a la ciudad, Alfonso VIII lo que parece indicar es la constancia simbólica de la estirpe a la que él y su esposa pertenecían.
Con el cáliz tenemos, por tanto, una alusión directa al Grial. Pero no me olvido de la estrella, la cual he dejado un poco relegada, ya que incluso esta tiene su posible explicación dentro del mundo del Grial. Y es que según el Apocalipsis de San Juan, el planeta Venus, el lucero más brillante de la mañana, es el que distingue a los descendientes del rey David. Pero no se vayan todavía que aún hay más, en las páginas finales del Parsifal de Schenbach el protagonista se casa con la reina Condwiramurs, de cuya unión nace el caballero Lohengrin “El Caballero del Cisne”, para señalar el origen de este Caballero del Cisne, dice que ha venido “del monte en el que Venus está dentro del Grial”. De modo que ahí tenemos a la Estrella suspendida sobre el Grial, constituyendo el escudo de armas de una ciudad, Cuenca, construida en lo alto de un monte. A todo esto yo añadiría aún un simbolo más, el color carmesí del fondo del escudo, el color de la sangre.
Basándose en esta leyenda, el Ayuntamiento de Cuenca preparó para la pasada edición de la feria de turismo FITUR 2011 un magnífico cortometraje de ficción como promoción turística que lleva por título “Destino Cuenca: La aventura del Santo Grial”, podéis ver el tráiler aquí:
y el vídeo completo en la web del Ayuntamiento de Cuenca.

Fuentes:
http://perso.wanadoo.es/ricardo.cob/nov42.html
Web del Ayuntamiento de Cuenca

8 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Vaya vaya, monsieur, tanto andar buscando el grial por ahí y al final va a resultar que está en Alfonsopolis! Pues habrá que ir a mirar más de cerca, no sea cosa.
Se les va a llenar la ciudad de Indianas Jones!

Feliz dia

Bisous

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Dama,

Si es que hay cosas que es mejor tenerlas en Cuenca... :)

Saludos,

Juan dijo...

¡Cuántas bobadas a cuenta de las leyendas de andar por casa nos hemos tragado durante siglos! Te contaré una BURRADA de carallo y medio: hace unos 10 años, visitando Valencia y su catedral, una guía nos tuvo por gilís. Nos dijo la siguiente lindeza: que el santo Grial lo trajo a España, ni más ni menos que Carlos I al saquear Roma en 1527. Hasta ahí, como ignorante del caso me dije: ¡ah pues sí es cierto, puede ser! pero la amiga se descolgó con: ¿y por qué está en Valencia se preguntarán uds? Pues porque el gran rey ¡¡Alfonso V el Magnánimo!! gran amante de Valencia la trajo acá. La miré con cara incrédula y me callé pero, ella se dió cuenta de que había metido el cuezo hasta dentro. La miré como diciéndola con el pensamiento: ¡¡¡¡A ver si estudiamos más y nos tiramos emenos el farooolllll!!!!
Saludos señor de Cuenca y "ribereño" de adopción.

Ccasconm dijo...

Pues no tenía ni idea del simbolismo tan poderoso del escudo de Cuenca. Un honor pertenecer al ciclo del Grial, ¿no? ¿No estuvo por allí Himmler de parte del Führer buscándolo?

Saludos

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

Pues como se entere Dan Brown, se planta en Cuenca para escribir otra novela de las suyas, jeje… Un saludo.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Que bueno Juan lo de la guía ya hay que ser gañán para meter el cazo tan a fondo...

Lo de los temas del grial tal y como se tratan ahora, como ocurre con los templarios se ha sacado de madre y hay mucha gente que cree en esas cosas de las conspiraciones... lo cual no deja de ser triste ya que una cosa era la Edad Media y otra lo que se supone que ha de ser el siglo XXI

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Carmen, Himmler parece que no estuvo... aunque cualquier día aparece alguna foto de el en las Casas Colgadas jejeje

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

DLT, más vale que no... viendo como quedó Sevilla en uno de sus libros mejor que no se acuerde de nosotros para nada,...