Nevero de Fuendetodos - Zaragoza |
En
estos días de temporal en media España he estado buceando por la Wikipedia
temas relacionados con la nieve, y me he encontrado con una actividad económica
ya extinta, pero que gozó de gran importancia en su tiempo en España, estoy
hablando de los neveros.
Hay dos
tipos de neveros, los naturales, oquedades de las montañas en los que la nieve
se acumula de forma natural y los artificiales.
Un
nevero artificial en un pozo excavado en la tierra con muros de contención, que
puede contar con techumbre o no y que cuenta con aberturas para la introducción
de nieve y la extracción de hielo, y es que esta era su finalidad, la fabricación
de hielo de forma artificial.
Se
tiene constancia de la existencia de neveros en época romana, pero su gran
desarrollo se produjo durante los siglos XVI al XIX. Estando
en uso en algunas zonas hasta los años 30 del siglo pasado. Es decir, hasta que los frigoríficos
domésticos comenzaron a extenderse.
Desde
antiguo se sabía de las cualidades del hielo y de sus usos con fines
medicinales. Pero la primera monografía sobre el tema fue de un médico
valenciano llamado Francisco Franco, que ya es casualidad, que en 1569 publicó
su “Tratado de la nieve y del uso Della”, en 1571 Nicolás Monardes publicó otra
obra, que tiene el breve título de “Libro que trata de la Nieve y sus
propiedades; y del modo que se ha de tener en el bever enfriando con ella; y de
los otros modos que ay de enfriar”, ahí es nada como para ir a preguntar a una
librería por él.
En
España fue en el antiguo Reino de Valencia donde más se desarrolló esta
actividad, calculándose que a finales del XVIII llegaban anualmente unos 2 millones los Kgr. de
nieve a la capital del Turia y Alicante, donde hubo la mayor concentración de
neveros, y su puerto, desde donde se exportaba a Ibiza y el Norte de África.
La
implantación de fábricas de hielo a finales del XIX fue haciendo que poco a
poco esta actividad languideciera, ya que a la efímera duración de la mercancía,
se añadía la estacionalidad y la dependencia de la meteorología. Y es que
evidentemente no era una materia que permitiera hacer muchas previsiones de
producción y la gente tenía que aprovechar las grandes nevadas, así se sabe que
en los días 5 y 6 de marzo de 1762 se movilizaron para acarrear nieve unas 1000 personas y 700
caballos en la sierra del Menejador (Alicante).
El
funcionamiento de los neveros era el siguiente:
![]() |
Neveros |
Los
trabajos comenzaban en primavera, se cortaba la nieve con pala y se llevaba a
los pozos, allí se prensaba y se acumulaba en capas homogéneas separadas por
hojas, ramas, tierra, etc.
Cuando llegaba
el verano, se extraía el hielo y se transportaba por las noches hasta los
puertos y las ciudades para su comercialización al día siguiente.
Aunque
ya no están en uso, aún es posible visitar muchas de estas instalaciones como
la de Alpera (Albacete), el de Galileu (Sierra de la Tramontana en Baleares del
siglo XVII), los tinerfeños de la Orotava o Arafo, el Pico de las Nieves en
Gran Canaria, Madrid tenía los suyos en la Casa de Campo y la actual Glorieta
de Bilbao, Málaga, Medinaceli, etc, etc. Pero donde nos encontramos los mayores
son en la provincia de Alicante como la Cava Simarro en Alcoy con sus 2700
metros cúbicos de capacidad y el Pou de Briga en Maigmó con 1.200.
Fuentes: Wikipedia
13 comentarios:
Desde luego, monsieur, tiene usted un don para encontrar curiosidades: buscado por usted, hasta el médico tenía que llamarse Francisco Franco.
Si se anima a preguntar por el libro de Monardes, ya me contará la cara que le ponen en la librería.
Feliz día
Bisous
Dama si es que hasta dentro de la nieve nos aparece el Caudillo jejejeje....
Lo que hacían los antiguos para asegurarse el poder refrescar sus viandas y bebidas. Fíjate su fue importante esa actividad que, cuando era pequeño (allá por el Paleolítico Superior), en algunos lugares de Andalucía, los hombres que iban vendiendo el hielo por la calle, como hoy se venden las bombonas de butano, pregonaban a viva voz: "¡La nieve!¡La nieve!".
¿Qué pasa con Franco que está por todas partes como las setas?
Un saludo.
Cayetano entre Francisco Franco I y el II me quedo con el del hielo la verdad... jejeje...
Lo de las barras de hielo lo he conocido yo también, no vendiéndolo por la calle pero si que he visto el ir a comprarlas, como ahora el butano q ya casi no lo reparten...
En Béjar, como podrás suponer, existín neveros que almacenaban huielo y nieve todo el año con el fin de mantener los productos perecederos el máximo tiempo posible. Se solían hacer en la roca o en lugares habilitados para ello y su posesión era exclusiva del señor duque de Béjar, quien tenía su monopolio desde la Edad Media.
Un saludo
Desde luego no era un negocio para hacer previsiones a largo plazo; pero estoy seguro que más de uno sacó sus buenos beneficios.
Sabía de la existencia de los neveros de Madrid en la Glorieta de Bilbao, pero me ha parecido entender que todavía se pueden visitar ¿es así?
Saludos
Muy curiosa esta actividad laboral ya extinta; es lógico que se desarrollase más en el este y sur de la península, donde más calor hacía, aunque paradójicamente, donde menos nevaba y más necesaria era. Interesante que el primer tratado científico sobre la nieve la hiciera el célebre médico sevillano Monardes. Un cordial saludo desde el sur.
Carmen por lo que he ido leyendo este tiempo el señor duque era dueño de casi todo...
Xibeliuss me ha quedado el párrafo un tanto confuso, los de la Glorieta de Bilbao ya no existen.
Saludos Paco, los tiempos avanzan que son una barbaridad. A mi también me ha sorprendido el dato.
Interesantísima entrada esta que nos traes. Como senderista por la sierra de Guadarrama estoy acostumbrado a estos ingenios preindustriales que desde la sierra llevaban el hielo hasta la Corte incluso en pleno verano. Nuestros tatarabuelos se las ingeniaban para sobrevivir.
Saludos.
Juan: A falta de medios ingenio, y nada mejor que la propia naturaleza para inspirarse...
Son unas construcciones fantásticas. En las sierras del sur de Valencia norte de Alicante hay bastantes. Una, la cava Arquejada, que he visto dos veces, es de las más bonitas y mejor conservadas. Está en Agrés.
Un abrazo, José Luis.
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