martes, 7 de abril de 2009

Historia del Aloe Vera

Hace unos pocos años que el aloe ha inundado la industria cosmética, e incluso la alimentaria, y aunque pueda parecer que se trata de una moda actual, no hay nada más lejos de la realidad.

Parece que los primeros usos terapéuticos del aloe vienen, como con otras muchas sustancias, de China, se han encontrado dibujos de la planta del aloe de la época del primer emperador chino Fu-Hsi allá por el 2700 a.C.

También existe la leyenda que la toma por parte de las tropas de Alejandro Magno de la isla de Socotora, vino por prescripción de los médicos del ejército, ya que dicha isla era famosa por la cantidad de aloe que crecía en ella y el aloe era muy apreciado por los galenos macedónicos por su poder en la curación y cicatrización de las heridas de los soldados.
Otra famosa beneficiaria de las propiedades del aloe sería Cleopatra que lo tenía como uno de sus muchos secretos de belleza, de hecho en el antiguo Egipto se la conocía como la planta de la inmortalidad y no era raro incluirla en los ajuares funerarios.

Hacia el 700 a. de C., el Ayurveda hindú, también dedicado a la medicina natural, atribuye al aloe propiedades curativas en dolencias relacionadas con el hígado y los aparatos digestivo y respiratorio; y aplicado de forma externa para curar quemaduras, heridas, herpes, cortes… Sabemos que, además, a partir del siglo VI a. C. se usaba en la India para acondicionar el cabello y mejorar el aspecto de la piel. Los hindúes creían que la planta del aloe vera crecía en los jardines del Edén y la llamaron "la curadora silenciosa ".

En el siglo V a. de C., Hipócrates cita en numerosas ocasiones al aloe para tratar quemaduras, picaduras de insectos, heridas… y en el siglo I fue incluida por Dioscórides en su herbolario griego.

También encontramos citas al aloe en los evangelios, en concreto en el de San Juan (19, 39-40):

..."También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de aloes,"...

Durante la Edad Media el aloe se siguió utilizando como tónico estomacal, purgante, cicatrizante, desinfectante… Se dice que los templarios tomaban un bebedizo a base de cáñamo, vino de palmera y pulpa de aloe cocidos al que llamaban "elixir de Jerusalén", y al que atribuían su buena salud y su longevidad.

Cristóbal Colón nos deja también la siguiente cita:

"Cuatro son los alimentos que resultan indispensables para el bienestar del hombre: el trigo, la uva, la oliva y el aloe. El primero lo alimenta, el segundo levanta su ánimo, el tercero le aporta armonía y el cuarto lo cura" .

Pero la llegada del aloe a América hay que debérsela a los frailes franciscanos que la introdujeron a través de Barbados, de ahí el nombre de la más famosa de sus variedades el Aloe Barbadensis.

En el siglo XVI Paracelso se refiere al aloe en su Botánica Oculta de la siguiente manera "…misterioso y secreto el aloe, cuyo jugo de oro cura las quemaduras y los envenenamientos de sangre".

Con el auge de la industria farmacéutica el uso del aloe fue cayendo en el olvido, y fue un suceso terrible el que lo devolvió a su lugar, y estamos hablando del tratamiento de las quemaduras a las víctimas de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, ya que las personas tratadas con él mejoraron de sus heridas más rápidamente que las que no lo fueron.

Actualmente la ciencia no para de descubrir nuevas propiedades de esta gran planta, algo que no ha pasado desapercibido, por ejemplo, a la Nasa ya que el aloe es una gran bloqueante de sustancias tóxicas como el PVC, radiaciones de ordenadores, fibra de vidrio, etc, etc.

Es decir, que estamos ante una nueva moda con una larga historia tras de sí.

A modo de resumen los componentes más importantes del aloe y su utilidad es la siguiente:

  • Aloemodina: regula el funcionamiento de la mucosa intestinal
  • Aloeoleína: mejora úlceras duodenales y estomacales. Disminuye la acidez
  • Aloetina: neutraliza el efecto de las toxinas microbianas
  • Aminoácidos: interviene en la formación de proteínas
  • Carricina: refuerza el sistema inmune y aumentaría las defensas
  • Creatinina: resulta fundamental en las reacciones de almacenaje y transmisión de la energía
  • Emolina, emodina, barbaloina: generan ácido salicílico de efecto analgésico y antifebril
  • Fosfato de manosa: agente de crecimiento de los tejidos con efecto cicatrizante
  • Minerales: calcio, magnesio, fósforo, potasio, zinc, cobre
  • Mucílago: actividad emoliente sobre la piel
  • Saponinas: antiséptico
  • Fitosteroles: de acción antiinflamatoria
  • Mucopolisacáridos: responsables de la hidratación celular
  • Hormonas vegetales: estimulan el crecimiento celular y la cicatrización
  • Enzimas: intervienen en la estimulación de las defensas del organismo
Información extraída de:

  • www.aloeysalud.com
  • www.elaloevera.com
  • wikipedia

2 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Ha elaborado usted un trabajo interesantisimo, monsieur!

Me ha encantado lo del elixir de Jerusalen. Quien iba a relacionar a los templarios con mi champu!
Tomo nota de la receta del elixir.

Feliz semana

Bisous

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Muchas gracias por su comentario querida Dama, pero si realizas el elixir mucho cuidado con el cáñamo que creo que es ilegal ;)