viernes, 31 de julio de 2009

Pilar de la Horadada

Bueno,

Pues ya estoy de vuelta a la triste realidad laboral, pero bueno.... aprovecho esta entrada de "reentrada" para hacer algún comentario sobre el lugar donde he estado de vacaciones, la localidad alicantina de Pilar de la Horadada.

Este pueblo aunque tiene una larga historia, forma un municipio muy reciente ya que hasta 1986 perteneció a Orihuela, de hecho, en muchos sitios todavía aparece bajo el nombre de Playas de Orihuela.

En cuanto al centro urbano, he de reconocer con pesar que no he podido visitarlo ya que el ciclo de sueño-comida-sueño-baño...etc de mi hijo no me ha permitido hacer las visitas pertinentes, no obstante por lo que leí por allí sobre el pueblo contaros que su origen se remonta a una casa de postas o posada de caminos que los romanos denominaban Tahir, la cual estaba enclavada en la vía Augusta que unía Ilici (Elche) con Carthago Nova (Cartagena), de hecho la construcción de dicha ruta de comunicación dejó en el lugar los restos de una cantera de la época romana.

El pueblo guarda la típica distribución de los pueblos de la zona, la cual consiste en que el centro urbano se encuentra alejado de la costa para protegerse de los ataques de piratas, estos ataques motivaron la construcción de varias torres de vigilancia, una de las cuales se encuentra en Pilar de la Horadada, estas torres se comunicaban entre ellas mediante señales luminosas con fogatas u otros medios.


Finalmente durante la reconquista este pueblo fue zona fronteriza entre los reinos de Castilla y Aragón.

El último hito reseñable en su historia se remonta como comentaba al principio al 30 de Julio de 1986, fecha en la que Pilar de la Horadada se segrega de Orihuela.

miércoles, 22 de julio de 2009

La Inquisición (V). La Inquisición hoy

El Santo Oficio vio limitada su capacidad coercitiva por la tolerancia ideológica y religiosa que, desde mediados del siglo XIX, prevaleció en casi todos los países de Europa.

Pio X modificó el nombre de la Congregación e introdujo cambios en sus funciones. A partir de 1908 pasó a denominarse Sagrada Congregación del Santo Oficio.
Dentro de la jerarquía administrativa de la Iglesia se la consideró la primera Congregación romana, en razon de la importancia de las cuestiones sobre las que actuaba. Estas cuestiones se recogían en el Canon 247 del Código de Derecho Canónico, en juzgar y castigar la herejía y todos los delitos que se le refieran directa o indirectamente, como la adhesión a la secta masónica o a cualquiera otra condenada por la Iglesia, imponiendo penas espirituales a los culpables. Siguió, por otro lado, examinando y calificando los libros, y administrando las autorizaciones para leer los prohibidos.

El Concilio Vaticano II supuso un cambio radical de actitud en la Iglesia Católica, al aceptarse el principio del derecho a la libertad religiosa, relegándose la vieja doctrina de que nunca se debe permitir la profesión del error en detrimento de la verdad.

Pablo VI transformó el Santo Oficio en 1965, por medio de su Motu Proprio, Integrae sevandae, en Congregación para la Doctrina de la Fe, con un alcance más orientativo que condenatorio. Sin embargo han seguido siendo los autores eclesiásticos quienes siguen viendo comprometida su libertad de trabajo e investigación por las decisiones del nuevo organismo.

Por último recordar que el papa actual Benedicto XVI, antes de serlo se ocupaba de la dirección de dicha congregación que en la actualidad rige el cardenal William Joseph Levada

miércoles, 15 de julio de 2009

La Inquisición (IV). El proceso inquisitorial y el Auto de Fe

Los inquisidores se desplazaban por su distrito jurisdiccional invitando a la autodenuncia en un plazo determinado llamado "Tiempo de Gracia". Pasado dicho plazo comenzaban los procesos partiendo de las delaciones, el esquema más o menos era el siguiente:

Alguien formulaba una delación, una vez recibida pasaba a ser estudiada por los asesores del Tribunal, llamados Calificadores. La calificaban determinando cual era el parentesco herético que cabía establecer entre el dicho o hecho denunciado y la clasificación de herejías establecido

Si había materia de delito de herejía, los Inquisidores dictaban Auto de Prisión, el cual era ejecutado por el Alguacil del Tribunal acompañado del Notario de Secuestros (curioso nombre).

Se procedía a la inmediata confiscación de los bienes del reo que pudieran ser habidos, con el fin de que sirvieran para su sustento durante la conducción y estancia posterior en la cárcel. En caso de ser pobre tales gastos corría a cuenta del Fisco del Santo Oficio.

Al llegar a la Cárcel Secreta (se llamaba así a la prisión de los inculpados por el Santo Oficio, aunque creo que todo el mundo sabría donde localizarlas) el reo era encomendado al Alcaide.

Al poco tiempo se tenía la primera Audiencia donde se comenzaba a instruir el sumario, mediante un minucioso interrogatorio acerca de cuestiones personales y familiares.

Amonestado por tres veces consecutivas para que dijese la verdad el Fiscal presentaba su escrito de acusaciones, es decir, hasta ese momento el preso desconocía de que se le acusaba. Y era en este momento cuando el acusado recibía la asistencia de un letrado de oficio, dándosele a conocer los testimonios anónimos que le acusaban.

Respondía el reo a las acusaciones y finalmente procurador y fiscal concluían con los alegatos en pro y en contra del acusado.

Deliberaba después el tribunal y de dicha sesión salía o bien la sentencia de que el reo fuera puesto a "cuestión de tormento" para aseverar sus declaraciones, o bien el esbozo de sentencia, si la inocencia quedaba probada se le absolvía, si confesaba, se le admitía a reconciliación y se le imponía una penitencia. Pero si no quedaba probada ni una cosa ni la otra sobrevenía la sentencia de tormento, la cual consistía normalmente en el procedimiento del Potro, aunque en los primeros tiempos se aplicaba también la polea o la garrucha.

El reo que salía de la cárcel absuelto o penitenciado debía prestar juramento de guardar secreto absoluto acerca de todo lo que hubiese sucedido en el proceso y en la cárcel secreta.

Aquellos que por la gravedad de sus delitos o por obstinación herética lo requerían eran exhibidos en el Auto de Fe y puestos en manos de la autoridad civil.

El Auto de Fe era sin duda el acto más espectacular de la Inquisición, era una ceremonia pensada para demostrar a todo el mundo la victoria institucional de la verdad sobre el error, se nutrió de la gran teatralidad con que la liturgia católica se adornó tras el Concilio de Trento.

Para el Auto de Fe se distribuían las "Relaciones", que eran una especie de gacetillas donde se informaba al país de la fama de los reos y sus delitos.

El Auto de Fe se dividía en 3 actos misa, predicación y lectura de las sentencias. Por último los condenados a muerte eran conducidos por las justicias civiles para ser quemados, vivos si se obstinaban en su herejía, previamente agarrotados si abjuraban debidamente de ella, el lugar donde se ejecutaban las sentencias se localizaba en el exterior de las ciudades y tenía el evocador nombre de Quemadero. Se puede afirmar con rigor que la pena de muerte, al contrario de lo que pueda parecer no fue la mayoritaria y, dentro de estos, los ajusticiados vivos fueron minoría, las penas más ordinarias que salían de estos Autos de Fe solían ser multas, azotes en público, remar en las galeras, o llevar un sambenito. El término sambenito, viene del nombre de dicho ropaje que solía consistir en un hábito llamado saccus benedictus, esto es saco bendecido, y se vestían durante el Auto de Fe y durante la serie de años que marcara su sentencia como afrenta pública e identificación de mal cristiano.

martes, 7 de julio de 2009

La Inquisición (III). La Inquisición Española

La historia medieval española está marcada por la óptica de la civilización cristiana vencedora sobre el Islam tras ocho siglos de confrontación.

Los objetivos de los reinos cristianos de la península se habían ido diferenciando al pasar de los siglos. Así Castilla y León se había centrado en el avance territorial a expensas de los reinos musulmanes y la Corona Catalano-Aragonesa en la expansión mediterránea. Finalmente estos caminos terminan por cruzarse con la unión dinástica de los Reyes Católicos.

La nueva realidad hacía que las antiguas instituciones de los reinos no sirvieran para el nuevo estado, por lo que la nueva monarquía unificada reclamaba la elaboración de un nuevo proyecto político.

La necesidad que sobresalía del resto era crear un entramado ideológico capaz de vertebrar y dar sentido al esfuerzo de la unión. En pro de este esfuerzo una vez dominada la nobleza y sometidas las órdenes militares a la tutela real solo quedaba reformar el clero, se controló estrechamente el nombramiento de obispos y se adoptaría un decidido compromiso con la catolicidad. Para reforzar todo este programa, solo quedaba un fleco suelto, los gobiernos municipales en los que los judeo-conversos contaban con grandes influencias por todo ello surgió una institución capaz de sostener sin fisuras la unidad de los españoles, unidad basada por los reyes en el catolicismo, y así el Tribunal de la Inquisición se hizo sitio en nuestra historia por espacio de más de tres siglos.

A pesar de su instauración por los Reyes Católicos, no será hasta la muerte de Fernando el Católico cuando el tribunal del Santo Oficio se consolide, ya que si bien en un principio focalizó su acción en la vigilancia de conversos, la situación política creada en Europa por la reforma protestante hizo que la Inquisición se convirtiera en una herramienta de la contrarreforma. La actuación de la Inquisición española sobre la reforma apenas afectó a personas, al contrario de lo que ocurría con los conversos, ya que el surgimiento de grupos protestantes dentro de España fue algo casi anecdótico, si que se aplicó en la censura de las obras publicadas y de su difusión, de tal forma que su actuación estaba encaminada a evitar la entrada de ideas renovadoras en España a la vez que contribuía considerablemente a la creación de opinión.

La inquisición en esta época, siglos XVI y XVII fue uno de los argumentos principales esgrimidos para la formulación de la Leyenda Negra, argumentos parciales y sesgados ya que estos abanderados de la lucha antiinquisitorial olvidaron mentar que los católicos en sus países eran represaliados (tortura y ejecuciones incluidas) sin proceso legal ni derecho a defensa (cosa que el Santo Oficio español si contemplaba). Otro punto muy ignorado es que la Inquisición solo tenía jurisdicción sobre los bautizados por lo que nunca inició un proceso contra un judío o un musulmán. Otro argumento contra la acusación de antisemitismo, comparado con el resto de Europa, es que en España en el siglo XVI se expulsó a los judíos que no se convirtieron, opción que no les dieron en Inglaterra en 1290 o en Francia en 1306, es más esta "tolerancia" hizo que desde la Alemania protestante se nos tildase de "marranos" y también desde Alemania se quedaban atónitos al ver como los españoles mezclaban su sangre con mujeres americanas, esto es, indígenas, mulatas, mestizas, etc... todos sabemos en que terminó esta obsesión germana por la pureza de la sangre. Otro mito es la quema de brujas, algo que no dejó de ser puntual en nuestro país y los procesos por brujería fueron muy pocos, algo que no ocurrió en los países protestantes o en Norteamérica donde los procesos por brujería eran iniciados por los magistrados civiles, macroprocesos como los de las Brujas de Salem no se dieron en nuestro país.

Como nada es eterno, la Inquisición en España con el paso del tiempo fue perdiendo importancia y los objetivos por los que fue creada poco a poco se fueron superando, y fue la entrada de la dinastía borbónica la que supuso el principio del fin de esta institución. La nueva dinastía traía un nuevo proyecto de estado y el ambiente e ideas de la Ilustración no eran propicios para el Tribunal del Santo Oficio, además era una institución que había alcanzado un gran poder, algo que a ningún rey absoluto, por muy ilustrado que sea, le gusta.

Los últimos coletazos de este poder, el último intento de la Inquisición por dar un puñetazo encima de la mesa fueron los procesos contra Macanaz y Olavide. Si bien con el primero la monarquía no se involucró demasiado, en el caso del segundo cuyo delito consistía en haber leído obras prohibidas, la instrucción del caso constató que altos cargos de la corte también habían incurrido en tales faltas y claro una cosa era Pablo de Olavide y otra Aranda, Campomanes y Floridablanca por lo que el tribunal se desentendió silenciosamente del caso, a pesar de esto el proceso supuso el fin de la carrera pública de Olavide.
Poco a poco el poder inquisitorial fue mermando, solo tuvo cierto repunte en su papel de censor para evitar la entrada de nuevas ideas durante la revolución Francesa.

No obstante la primera abolición de la Inquisición, se la debemos a un extranjero ya que fue firmada por Napoleón en el decreto de Chamartín el 4 de diciembre de 1808, posteriormente en 1813 las Cortes de Cádiz ratificaron la incompatibilidad del nuevo régimen con dicha institución, aunque Fernando VII la restituyó en 1814, la revolución de 1820 obligó al rey a una nueva supresión del Santo Oficio que volvió a instaurarse tras el trienio liberal, finalmente el finiquito de la Inquisición vino por decreto de la regencia de María Cristina a la muerte de Fernando VII en 1834.

viernes, 3 de julio de 2009

La Inquisición (II). La Inquisición Medieval

La amplia difusión popular de la herejía durante el siglo XII, reclamó la puesta en marcha de un sistema de respuesta capaz de perseguir la disidencia con mayor eficacia.

Las primeras disidencias contra la organización feudal de la Iglesia fueron contestadas en el Concilio de Verona de 1184, donde se decidió intensificar la vigilancia sobre los herejes, aplicando además un sistema procesal diferente al seguido por los tribunales episcopales hasta entonces. En adelante no haría falta una denuncia concreta contra alguien para iniciar el procedimiento penal, bastaría con que hasta los oídos del obispo hubiera llegado alguna noticia relativa a la existencia de herejes en un determinado lugar, para que fueran a él sus representantes a hacer "inquisición". La Iglesia iniciaba un esfuerzo de autodefensa que tardaría varios siglos en remitir. Los señores temporales deberían prestar su ayuda a tales pesquisidores y así mismo ejecutarían las sentencias pronunciadas en los juicios contra los que se demostrase haber incurrido en herejía.

Fue Gregorio IX quien promulgó una legislación unitaria para toda la Iglesia en este tema, tal cual se recoge en las Decretales, en donde se responsabilizaba a las órdenes mendicantes de su aplicación en materia de heterodóxia.
Es cuando empiezan a aparecer los "manuales de inquisidores", recopilaciones y comentarios de la legislación pontificia en esta materia, destacando el manual del catalán Nicolás Eymeric.

El Santo Oficio se estableció primeramente en el Mediodía de Francia y de ahí se extendió hacia el oeste, quedando fuera las Islas Británicas, Escandinavia, Castilla y Portugal, los métodos de este tribunal eran en resumen los siguientes:
  • Independencia de los obispos
  • Secreto y anonimato de los procesos
  • Utilización de la tortura para validar los testimonios, algo que por otro lado no era exclusivo en la época de los tribunales eclesiásticos, ya que también era utilizada por la administración civil.

Los dominicos fueron los primeros en ser llamados para actuar como inquisidores, siendo llamados los "Perros de Dios" gracias a un juego de palabras con su nombre "dominicus" se derivó a "Dóminus canis", después se les añadieron como inquisidores los franciscanos y para evitar confrontaciones entre ellos se dividió Europa en dos áreas de influencia Francia, Alemania y Lombardía para los dominicos y Borgoña, centro de Italia y Bohemia para los franciscanos.

Todo este esfuerzo por mantener la unidad saltó por los aires durante el Cisma de Occidente (1378 - 1419). Durante este periodo la Iglesia pasó del universalismo a mostrarse más como una potencia política. Cada reino buscó emanciparse de las tutelas papales, eliminando los reyes todas las trabas que tenía ante su poder absoluto.

Controladas las iglesias nacionales por los monarcas, es lógico que sucediera lo mismo con las instancias penales que estas ejercían. Entramos pues que a partir del siglo XIV los inquisidores pasarán de ser legados papales a inquisidores nacionales. Respaldadas las inquisiciones nacionales por la autoridad episcopal, su actuación respondía ya a exigencias de seguridad política de los reinos. La Inquisición española no sería sino un vástago tardío del mismo principio político que dio origen a todas las demás.

miércoles, 1 de julio de 2009

La Inquisición (I). Precedentes

Hace unos días rescaté de la librería de mi casa una publicación que editó el Ayuntamiento de Cuenca sobre la Inquisición con motivo de la Muestra del Turismo, el Arte y la Cultura en Castilla la Mancha en 1985. He de reconocer que por aquel entonces el librito en cuestión me pareció un tostón, ya que en esos días yo contaba con 13 años y esperaba encontrarme toda una serie de descriptivos métodos de tortura y demás detalles escabrosos, no obstante los años van pasando y su relectura me ha parecido mucho más interesante ahora, por lo que en la siguiente serie de entradas os iré resumiendo algunas de las partes de dicha publicación.

Por ser esta la primera entrada empezaré, como es lógico, con los orígenes de la Inquisición y que motivó su creación, y para ello hay que entender en primer lugar que la sociedad europea medieval se trataba de una sociedad Teocrática, que tenía como puntos comunes y nexos de unión el mito del imperio restaurado y el dogma cristiano. De hecho se consideraba que la Cristiandad había de ser "inconsútil como la túnica de Cristo", es decir, había de ser una y única.

Europa se identificó finalmente con su condición de soporte de la Cristiandad, en la que necesariamente había de procurarse la salvación ultraterrena a todos y cada uno de sus componentes.

Se llegó por tanto a un punto en el que política y religión se prestaron ayuda mutua, de tal modo que la sociedad era tutelada espiritualmente por la Iglesia y esta obedecía a sus monarcas en virtud de ciertos principios de justificación del poder temporal que definía el magisterio de la Iglesia, es decir, la Iglesia prestaba obediencia a los reyes y estos tenían legitimado su poder en virtud de la sanción espiritual de la Iglesia, por lo que la necesidad que tenían reyes e Iglesia el uno del otro se fraguó en una unión de intereses recíprocos.

A este perfecto matrimonio de conveniencia le surgió una amenaza muy seria, las herejías, considerando como herejía todo aquello que se aleja de la ortodoxia marcada por el papado. Al principio de la era cristiana las herejías se limitaban a controversias entre personas de gran potencia cultural e intelectual, por lo que hasta el siglo XI no representaron un peligro público, por ejemplo el impacto de las controversias orientales, como el monotelismo o la iconoclastia, solo repercutieron en el plano de la diplomacia pontificia e imperial y los problemas más internos solo se trataron entre expertos.

Pero en el siglo XII surgen movimientos populares que se extendieron más ampliamente, estos movimientos se pueden dividir en 3 tipos:
  • Simple rebelión contra la religión de los ricos, jerárquica y sacramental, que pretende un contacto con Dios más espiritual, sencillo e individual.
  • Resurgimiento de la antigua herejía dualista (el bien y el mal) procedente de los Balcanes.
  • La heterodoxia que manifestaron algunas personas instruidas y bien dotadas.
Los primeros movimientos heréticos de diversas regiones de Francia y norte de Italia del siglo XI decayeron por si mismos o fueron reprimidos con fuerza.

Una segunda oleada surge de Italia y el sur de Francia en la primera mitad del siglo XII, fue este un movimiento que reclamaba el retorno del clero a la pobreza apostólica.

Pero la oleada más duradera fue la surgida en la segunda mitad del siglo XII, se inició en Constantinopla y se extendió por Bulgaria, Bosnia, Renania, Lombardía y el Mediodía francés, llegando hasta el norte de la propia Roma esta herejía fue la de los "puros", o lo que es lo mismo, los cataros. En la región de Languedoc hubo conversos entre las grandes familias feudales, monjes e incluso obispos.
Es decir, el movimiento cataro amenazaba directamente a la jerarquía eclesiástica y se extendía ya a la clase dominante en la nobleza.

La herejía catara fue sofocada por la cruzada decretada por el papa Inocencio III, esta cruzada tuvo dos consecuencias, una la sumisión de la región languedociana al rey de Francia y al papado y la otra el afianzamiento de una institución de control ideológico y social, una institución que contaba ya con un siglo de historia y que estaba llamada a tener un papel importantísimo en el futuro, y no era ésta otra que la Inquisición.