miércoles, 1 de julio de 2009

La Inquisición (I). Precedentes

Hace unos días rescaté de la librería de mi casa una publicación que editó el Ayuntamiento de Cuenca sobre la Inquisición con motivo de la Muestra del Turismo, el Arte y la Cultura en Castilla la Mancha en 1985. He de reconocer que por aquel entonces el librito en cuestión me pareció un tostón, ya que en esos días yo contaba con 13 años y esperaba encontrarme toda una serie de descriptivos métodos de tortura y demás detalles escabrosos, no obstante los años van pasando y su relectura me ha parecido mucho más interesante ahora, por lo que en la siguiente serie de entradas os iré resumiendo algunas de las partes de dicha publicación.

Por ser esta la primera entrada empezaré, como es lógico, con los orígenes de la Inquisición y que motivó su creación, y para ello hay que entender en primer lugar que la sociedad europea medieval se trataba de una sociedad Teocrática, que tenía como puntos comunes y nexos de unión el mito del imperio restaurado y el dogma cristiano. De hecho se consideraba que la Cristiandad había de ser "inconsútil como la túnica de Cristo", es decir, había de ser una y única.

Europa se identificó finalmente con su condición de soporte de la Cristiandad, en la que necesariamente había de procurarse la salvación ultraterrena a todos y cada uno de sus componentes.

Se llegó por tanto a un punto en el que política y religión se prestaron ayuda mutua, de tal modo que la sociedad era tutelada espiritualmente por la Iglesia y esta obedecía a sus monarcas en virtud de ciertos principios de justificación del poder temporal que definía el magisterio de la Iglesia, es decir, la Iglesia prestaba obediencia a los reyes y estos tenían legitimado su poder en virtud de la sanción espiritual de la Iglesia, por lo que la necesidad que tenían reyes e Iglesia el uno del otro se fraguó en una unión de intereses recíprocos.

A este perfecto matrimonio de conveniencia le surgió una amenaza muy seria, las herejías, considerando como herejía todo aquello que se aleja de la ortodoxia marcada por el papado. Al principio de la era cristiana las herejías se limitaban a controversias entre personas de gran potencia cultural e intelectual, por lo que hasta el siglo XI no representaron un peligro público, por ejemplo el impacto de las controversias orientales, como el monotelismo o la iconoclastia, solo repercutieron en el plano de la diplomacia pontificia e imperial y los problemas más internos solo se trataron entre expertos.

Pero en el siglo XII surgen movimientos populares que se extendieron más ampliamente, estos movimientos se pueden dividir en 3 tipos:
  • Simple rebelión contra la religión de los ricos, jerárquica y sacramental, que pretende un contacto con Dios más espiritual, sencillo e individual.
  • Resurgimiento de la antigua herejía dualista (el bien y el mal) procedente de los Balcanes.
  • La heterodoxia que manifestaron algunas personas instruidas y bien dotadas.
Los primeros movimientos heréticos de diversas regiones de Francia y norte de Italia del siglo XI decayeron por si mismos o fueron reprimidos con fuerza.

Una segunda oleada surge de Italia y el sur de Francia en la primera mitad del siglo XII, fue este un movimiento que reclamaba el retorno del clero a la pobreza apostólica.

Pero la oleada más duradera fue la surgida en la segunda mitad del siglo XII, se inició en Constantinopla y se extendió por Bulgaria, Bosnia, Renania, Lombardía y el Mediodía francés, llegando hasta el norte de la propia Roma esta herejía fue la de los "puros", o lo que es lo mismo, los cataros. En la región de Languedoc hubo conversos entre las grandes familias feudales, monjes e incluso obispos.
Es decir, el movimiento cataro amenazaba directamente a la jerarquía eclesiástica y se extendía ya a la clase dominante en la nobleza.

La herejía catara fue sofocada por la cruzada decretada por el papa Inocencio III, esta cruzada tuvo dos consecuencias, una la sumisión de la región languedociana al rey de Francia y al papado y la otra el afianzamiento de una institución de control ideológico y social, una institución que contaba ya con un siglo de historia y que estaba llamada a tener un papel importantísimo en el futuro, y no era ésta otra que la Inquisición.

8 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Se acabo el Languedoc con eso, monsieur. Se lo zamparon bien, con el pretexto de los cátaros.
Pero oiga, mire que es usted, leyendo libros sobre la Inquisicion a los trece años!
Realmente no me parece la lectura mas adecuada a esa edad, no. Menos mal que no se traumatizó!

Buenas noches, monsieur

Bisous

Xibeliuss dijo...

Hace poco leí en un blog un artículo que identificaba a la Iglesia Católica con la continuación del Imperio Romano por otros medios. La teoría tiene su aquel.
En cuanto al Languedoc... qué decir.
Saludos.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Al final todo en esta vida está motivado por dos razones el poder y el dinero...

Cayetano dijo...

La Iglesia siempre temerosa de que sus ovejas se fueran con otro rebaño...
En efecto, como bien dices, nació la Inquisición en la Edad Media, pero no fue hasta la Edad Moderna cuando cobró fuerza por la amenaza de la Reforma Protestante.
La Iglesia católica siempre con el mensaje de fraternidad cristiana hacia los diferentes...
Un saludo

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Cayetano,

De la reforma protestante hablaré en la 3ª entrada de la serie, que será monográfica de la inquisición española.

Cayetano dijo...

OK, José Luis. Oído cocina.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Lo que no se es si me dará tiempo a terminar estas entradas antes de irme de vacaciones ;) que son inminentes.... ¡¡¡que ganas tengo!!!

Cayetano dijo...

Si no terminas las entradas... Podremos hacer los Autos de fe, con "sambenitos" incluidos, cuando regreses. No te preocupes, que los inculpados los tendremos a buen recaudo y agradecerán la demora.
Un saludo.